Si quiere introducirse en el mundo de la franquicia no sólo debe evaluar rigurosamente este tipo de negocio, sino también someterse a sí mismo a una sincera autoevaluación. La primera cuestión que deberá preguntarse será si quiere convertirse en un franquiciado de inversión o en un franquiciado de autoempleo.

Si su elección se decanta por ser franquiciado de inversión es importante considerar que los márgenes comerciales se han visto reducidos por lo que deberá establecer acuerdos con su franquiciador. En una franquicia de autoempleo los resultados dependerán de la capacidad de trabajo del franquiciador por lo que su disposición deberá ser total. Hay que tener en cuenta que la responsabilidad del buen o mal funcionamiento recaerá sobre usted.

Una vez tengamos claro este aspecto deberemos valorar nuestra adecuación para la actividad. Un aspecto fundamental será el económico. Dentro de esta cuestión, deberemos diferenciar nuestra capacidad de inversión que poseamos. Al entrar en una cadena de franquicias deberemos asumir múltiples costes derivados de la contratación de empleados, mantenimiento del local, cánones a la parte franquiciadora, y las posibles deudas derivadas de la actividad. La capacidad económica es de vital importancia a la hora de decidirnos por este modelo de negocio, y para más adelante escoger una compañía franquiciadora u otra.

El nuevo franquiciado es un empresario independiente. Pese a que se encuentra respaldado por el saber hacer, el probado éxito y la formación de la enseña franquiciadora no hay que olvidar que el franquiciado es un empresario en sí mismo.  Tendrá por lo tanto una responsabilidad directa sobre las relaciones y obligaciones que  suscriba con  proveedores, clientes o empleados.

Otras características interesantes para evaluarnos serían las recomendadas por la Cámara de Comercio de Valencia que aconsejan una serie de interesantes aptitudes que ayudarán al franquiciado a desempeñar perfectamente su actividad. La capacidad de organización y de constancia, la empatía y sociabilidad, y la capacidad de negociación son imprescindibles para el funcionamiento del día a día y para buena marcha de la franquicia.

Las cadenas de franquicias son negocios de funcionamiento en red. Esto significa que la máxima característica para su buen funcionamiento será seguir las pautas diseñadas desde la central. El futuro franquiciado debe ser capaz de asumir decisiones ya tomadas, y de acatar las órdenes necesarias.

En este punto, no debemos olvidar los aspectos fundamentales del funcionamiento de la franquicia que nos recuerda el profesor Kahn de la universidad de Nueva York Cornell ILR School:

- Debemos de verificar si conocemos perfectamente a que cánones y de que importe estaremos obligados en el caso de suscribir la franquicia.

- Debemos asegurarnos de conocer perfectamente a qué se dedica la franquicia e incluso ser capaces de definirla brevemente. Esta información deberíamos verificarla exhaustivamente con el franquiciador.

- Debemos informarnos de los derechos y obligaciones que adquirimos tanto en el mundo de la franquicia, como en el acuerdo con nuestra futura empresa franquiciadora.

Las conclusiones que saquemos de estas cuestiones deben ser siempre orientativas. Fijarán las condiciones principales que se deben tener para adherirse como franquiciado, pero en ningún caso acotan las posibilidades del candidato.

Ayudarán sobre todo a valorar la realidad del modelo de negocio y nuestras posibilidades en él. Es recomendable en todo caso acudir a un abogado o a una consultoría de franquicias para que nos ayude de manera imparcial a analizar el contrato y los derechos y obligaciones que adquiramos con la central franquiciadora.